PUMA MOSTRO OG: EL PAR QUE NOS LLEVABA AL FUTURO… EN PLENO 2003

PUMA MOSTRO OG: EL PAR QUE NOS LLEVABA AL FUTURO… EN PLENO 2003

German Cruz

Yo nací en el 2000. Literal. Y aunque no crecí usando el Mostro OG, sí crecí escuchando historias de ese zapato.
De cómo se veía “avanzado”, “raro”, “futurista”, incluso para su época. Y ahora que volvió, lo entiendo todo.
No es nostalgia vacía. Es una pieza que marcó una era —también aquí en Honduras— y que hoy regresa para recordarnos que el streetwear no siempre fue discreto, ni tenía que serlo.

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Desde que llegó a Time Out, me ha pasado algo bien especial: clientes de más de 30 me cuentan cómo este fue su par favorito para ir al colegio, para estrenar los domingos, o para “lucirse en la cancha sin ensuciarlo”.
Era el par que no era para jugar… era para caminar como si estuvieras en otro planeta.

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Y sí, los 2000 en Honduras fueron una locura estética.
Pantalones acampanados, peinados con gel, cadenas, lentes de espejo.
Nos llegaban influencias del tribal house, de MTV, del reguetón en pañales. Y en medio de eso, el PUMA Mostro se sentía como algo de otro mundo.
Su suela con “dientes”, el strap en diagonal, el diseño afilado… parecía como si alguien hubiera traído un prototipo de Tokio a Tegucigalpa

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Hoy, veinte años después, el mercado está lleno de siluetas limpias, bajitas, minimalistas. Y no está mal —las Samba, las Campus, las runners retro cumplen su rol.
Pero el Mostro no compite con ellas.
El Mostro las interrumpe.
Dice: “No vine a encajar, vine a gritar.”

Y eso, en una era tan calculada como la de ahora, me parece valiente.
Este par no busca likes, busca conversación. No quiere ser para todos, quiere ser para los que se atreven.
Y en Time Out Honduras, eso lo valoramos.

 

PUMA MOSTRO OG PRIME BLACK.

Nosotros no solo vendemos sneakers. Curamos historias.
Y el Mostro OG no es solo un revival:
es un recuerdo colectivo que también tiene calle hondureña.

Y lo más loco de todo:
es que la historia se está repitiendo. El zapato que marcó a una generación, ahora está marcando a otra. La diferencia es que hoy estamos más conscientes del archivo, más atentos al diseño, y con más ganas de vestirnos con intención.


El Mostro fue adelantado a su tiempo. Hoy, el tiempo por fin lo alcanzó.
Y está listo para rugir de nuevo.

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